Los años 60 fueron una época magnífica para el mundo motor. Le Mans mostraba carreras de modelos míticos como los Ferrari 250 GTO o Ford GT40 año tras año, y en esa época surge el primer “superdeportivo”, el Lamborghini Miura…mucha gente se apasionó por estas leyendas automotrices pero por supuesto, muy pocos podían darse el lujo de comprarlos, la mayoría simplemente se resignaba. Ese no fue el caso de Johannes P. Paulussen, un ingeniero que soñaba con un superauto y que, no pudiendo comprarlo, decidió diseñar y fabricar uno propio. Esta es su historia…
El sueño de Johannes P. Paulussen de tener su propio superdeportivo comenzó en 1961, cuando era un estudiante de ingeniería automotriz. En una época en la que no existían diseños computarizados CAD/CAM, todo debía ser dibujado de forma precisa, y Paulussen no era alguien que apresurara las cosas a costa de calidad.
Los primeros bocetos de su modelo los diseñaría en 1965 y en base a ellos fabricaría una maqueta en yeso a escala 1:10 y luego un modelo mayor a escala real usando madera y yeso que sirvió como base para modelar la carrocería. Fue de uno de los muchos moldes que hizo en fibra de vidrio donde dio con la carrocería definitiva, tras pasar semanas moldeando con fibra de vidrio y resina de poliéster.
Tras haber definido su diseño exterior, Paulussen se centró en los aspectos mecánicos y en la homologación de los mismos. Motor, frenos, dirección y todo el apartado eléctrico procedían de distintas versiones del Porsche 911 encontradas en desguaces. El tren delantero era de un Porsche 356, y la caja manual de 4 velocidades era de un Volkswagen Beetle. También utilizó otras piezas pertenecientes a algunos clásicos como por ejemplo las bisagras de las puertas, que eran de un Jaguar E Type, o el instrumental con los relojes grandes tomados de un Iso Rivolta y los pequeños de un Glas 1700 GT.
Todo el trabajo del diseño y fabricación del auto tomó siete años y 7 mil horas de trabajo, hasta que en 1974 el auto fue exhibido por primera vez en el auditorio de la universidad técnica de Aquisgrán. Un año después pasaría por la ITV alemana sin problemas y el auto quedaría registrado como “Paulussen Beradino hardtop”, nombre que le puso en honor al actor John Beradino, del que Paulussen era un gran admirador.
En los 15 años siguientes, Paulussen condujo alrededor de 13.600 km antes de que el motor generara fugas de aceite y pérdida de potencia; el motor necesitó ser reconstruido y el auto cayó en un “sueño profundo” como admitió su creador, que tuvo otras prioridades en la vida, dejando al auto parado hasta el año 2009.
Es en ese año, con Paulussen ya jubilado, que el ingeniero retoma el entusiasmo de devolverle la vida a su creación. Trabajando día y noche, fue restaurado y repintado totalmente tras nada menos que otras 3 mil horas de trabajo. En su reaparición después de tantas décadas, el Beradino gana un premio como mejor prototipo en el concurso de elegancia Castle Classic Days del 2011.
Como detalle interesante, el auto es tres en uno: de su forma original como Hardtop (coupé de techo duro) – primera foto- , pasando por una versión Notchback (tricuerpo) -segunda foto- y finalmente una versión Roadster –tercera foto-
Como dicen los franceses, chapeau para el señor Paulussen y para todos aquéllos que no renuncian jamás a sus sueños y a su pasión.
Fuentes
En breve más novedades, saludos!
3 comentarios:
Que gran trabajo y que lindo diseño.
Me recordó varios modelos, pero sin duda te cautivan esas líneas.
La historia que carga el auto, partiendo que fue construido con "restos" y el hecho de que sea tres en uno lo hacen literalmente único.
Excelente artículo Javier.
Muchas gracias!
Debe ser de los pocos autos que se ven mejor en la realidad que en los dibujos. Simplemente bello, ¿no hay datos de prestaciones?.
Se ve precioso en cualquiera de sus tres versiones, !mamma mmia!
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